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lunes, 3 de septiembre de 2007

Aumento de Gasto Estatal y burocracia: el costo escondido de la demagogia gubernamental I

por Víctor Hugo Bonifaz*
Cierto: el nuestro es un presidente que sabe comunicar. Su millonaria propaganda de la verdad oficial ha logrado mercadear los cuestionables medios que utiliza para alcanzar un cerril objetivo socialista. Disimulada con frases altisonantes, su ruta al autoritarismo está empedrada de slogan estridentes, ganadores; de esos que gustan a las mayorías cuya desesperación por las limitaciones de la cotidianidad, no les deja entrever que las arengas clasistas, en donde deberían existir argumentos, son demagogias desempolvadas de rancios e infructuosos populismos que nuestra sociedad, mayoritariamente joven, ha olvidado o se empeña en desconocer. Y entre tanta confrontación sin sentido, amén de fallidos proyectos de ley para limitar libertades individuales que han generado incertidumbre productiva, este primer semestre presidencial nos lega un preocupante incremento burocrático: el actual régimen creó alrededor de 545 nuevas partidas cuyo despegue fue la instauración de más entidades estatales. En detalle, la creación de estas partidas sirvió para incrementar 7 ministerios de coordinación, 9 comisiones, 6 secretarías, 7 instituciones diversas y reestructurado 3 ministerios, tal como fue publicado en la prensa local, aparejado con el incremento del 11% en los salarios del Sector Público. En este orden de cosas, el primer mandatario prometió que crearía cuantos ministerios y entes gubernamentales fuesen necesarios para atender las necesidades de los ecuatorianos. ¿Será que el nuevo modelo económico de la solidaridad significará burocratizar al infinito a la sociedad? El excesivo gasto público, azuzado por burocracia incondicional al personalismo del Ejecutivo, ya evidencia como secuela desaceleración económica. El efecto burocracia, en el sentido extra económico, tiende a concretarse como factor de poder en el gobierno al intentar maximizar, sin ser eficiente, la parte presupuestaria que administra. En poco tiempo, la burocracia será el más poderoso grupo de presión dentro de este dirigismo social, donde la premisa es: todo dentro del Estado, nada fuera de él. Otro factor es que nunca se titubeó en endeudar más a las futuras generaciones de ecuatorianos, a pesar del estribillo “la vida antes que la deuda”. El Banco Central del Ecuador estima que estos meses de gestión han significado un aumento del rubro Deuda Externa en alrededor del dos por ciento y que la relación Deuda Externa Pública sobre la producción nacional tiende a ampliarse consistentemente. Efecto no alentador del voluminoso paternalismo estatal, más aun cuando se ofreció disminuir esta correlación en el cincuenta por ciento. Además, no es secreto que parte del neo aparataje tiene fines político-electorales, pues ni siquiera en el orden administrativo se obtendrá algún beneficio para la sociedad. Por ejemplo, la creación del Ministerio del Litoral. Costó a los ecuatorianos más de treinta millones de dólares; fue diseñado para obstruir a un burgomaestre eficiente, a la visión de las autonomías provinciales, sostener a un personaje sombrío y entre muchas fallas, se denota improvisación por el caos sistémico que produce. El crecimiento estructural estatal muchas veces causa incomunicación entre varias de estas entidades, debido al congestionamiento de atribuciones. Tampoco es secreto que el incremento burocrático y su descomunal gasto, poseen un trasfondo geopolítico tendiente a fortalecer el centralismo, principio y fin de la visión de este régimen bolivariano. El gasto público en función de esta forma de administración, velará por los intereses regionales donde se sustenta el poder; no por los ciudadanos. Ecuador aún parece no haber aprendido la lección del boom petrolero de los setenta con sus subsiguientes crisis en los ochenta y los noventa. Sigue siendo presa de la “paradoja de la abundancia” la cual se evidencia en países con recursos naturales pródigos como para crecer a tasas sostenidas en periodos de tiempo amplios. En su lugar, nuestros países se inmovilizan en una ineficiente dependencia de sus comodities redirigiendo las rentas obtenidas por este concepto, a aumentar un estado obeso, infructuoso y corrupto por antonomasia; en vez de prever, visionar e instrumentar mecanismos que en el mediano y largo plazo, provean el adecuado marco referencial para el desenvolvimiento de nuevos emprendimientos privados. Cabe añadir, sin el sesgo del constructivismo, que la actual constitución en el Art. 244 numeral 3, respecto a las funciones del Estado reza: “Promover el desarrollo de actividades y mercados competitivos. Impulsar la libre competencia y sancionar, conforme a la ley, las prácticas monopólicas y otras que la impidan y distorsionan” Se puede colegir, que el estilo febril del régimen por incrementar el tamaño estatal crea distorsiones y monopolios atentatorios al mandato constitucional. Reglas para competir, crear mercados en vez de depender del Estado o del petróleo, es más adecuado que el derroche fiscal. En este sentido, ¿cuáles son los beneficios de once emergencias decretadas, financiadas y promocionadas con más de 400 millones de dólares de los excedentes petroleros? Con una disminución de la producción petrolera del orden aproximado del 7.7%, una baja en las exportaciones petroleras de casi el cinco por ciento, a pesar del precio extraordinario del petróleo, con el agravante de que el régimen supedita su supervivencia económica al oro negro, y que prácticamente ninguna transnacional petrolera está muy convencida de invertir en Ecuador: ¿cómo se sustentará esta agenda del incremento en el gasto estatal? A no dudarlo, la caída de ingresos petroleros para el Presupuesto significará millones de dólares menos, con lo cual el panorama se torna inquietante. La evidente indisciplina fiscal es otro mal síntoma del rumbo gubernamental: $2700 millones en subsidios generales a los combustibles, $560 millones para la duplicación de los “bonos estrellas”: $490 millones para el Bono del Desarrollo Humano y $70 millones para el de la vivienda, la “tarifa de la dignidad” que representan otros $70 millones (inviable por la dependencia a los sistemas eléctricos de países vecinos), decretos de emergencia que a la actualidad, ya sobrepasaron lo extra presupuestado, elevación pensiones jubilares, etc., etc. ¿Cómo se financiará esta arremetida en el Gasto?
* Es miembro del Movimiento Libertario (ML)

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