
ES UN BOLETÍN DE ANÁLISIS ECONÓMICO Y POLÍTICO DEL ECUADOR: PORQUE SOLO LA LIBERTAD ECONÓMICA Y UN ESTADO DE DERECHO PERMITEN QUE LAS SOCIEDADES SEAN MÁS PRÓSPERAS
El Premio Nobel de Economía 1976, Milton Friedman fue partidario de la legalización de las drogas y para él habían dos problemas: uno económico y otro filosófico. El primero porque el costo de la guerra de las drogas es multimillonario; mientras, que el segundo es que ningún individuo debe ser privado de elegir lo que quiera consumir. El propuso que debería implementarse una reglamentación al nuevo modelo de consumo (reducir los riesgos al consumir una droga ya que en el mercado ilegal mucha gente muere más por la calidad de la droga) y este nuevo modelo proporcionaría más dinero a una nación con los impuesto de este negocio ahora legal. (Este dinero se lo podría destinar a cubrir déficit fiscal).
Hay varias voces que apuntan a la legalización del consumo de las drogas (dulces y duras) con interesantes planteamientos que data ya de una década atrás, pero los gobiernos han preferido nadar contra la corriente. No debemos olvidar que el problema de las drogas debe ser tratado como uno de tipo moral y médico, más no jurídico.
La educación en los hogares, escuelas y universidades y lo más importante la persuasión son elementos claves para evitar que la solución sea peor que la enfermedad. El negocio de las drogas es bueno porque sencillamente es ilegal, mientras más ilegal sea, el negocio mejor será.
Todas las leyes y políticas gubernamentales están dirigidas a atacar la oferta de la droga en el escenario mundial pero lo interesante sería resolverlo por el lado de la demanda. Si los logros por el lado de la oferta (plan Colombia, leyes antidrogas, etc.) fueran efectivos, éstos se traducirían en una reducción del precio de las drogas al disminuir la cantidad ofertada.. Las leyes de la oferta y de la demanda se cumplen en cualquier bien que sea tratado (agua, alcohol, pan, colas, hamburguesas, etc.) y las drogas no se escapan del mismo. La prohibición ha creado un mercado negro lucrativo de grandes proporciones con muchos participantes e “incentivos perversos” donde muchas organizaciones internacionales y burócratas se benefician (sueldos, privilegios, sobornos) del el status quo .