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viernes, 30 de noviembre de 2007

Los plenos poderes: Una dictadura disfrazada

La Asamblea Constituyente ya se instaló y en pocas horas seremos testigos de las primeras decisiones que según la mayoría gobiernista busca como fin último la creación de un nuevo Estado (la refundación de la Patria). La mayoría asambleísta se está alineando hacia una interpretación subjetiva del alcance de los plenos poderes, que les fueron otorgados por el 82% de los ecuatorianos el pasado 30 de septiembre, ya que llegan a la irreal suposición que solo la responsabilidad y la ética, que los llena completamente, va a ser su único límite para los plenos poderes. No basta las buenas intenciones de los individuos para redactar leyes y modificar el marco jurídico de una nación ya que la seducción del poder es muy fuerte y pueden desviarse del fin encomendado. James Madison señaló claramente que los hombres no eran unos ángeles por eso que se necesitaba algún tipo de control mínimo que lo establecía un gobierno de poderes limitados. El presidente Correa a través de la Asamblea ejercerá indirectamente todos los poderes lo cual convierte a este gobierno en una dictadura disfrazada bajo el manto de la participación ciudadana. El control de los poderes plenos es el conjunto de las normativas del estatuto para impedir cualquier tipo de abuso de los constituyentes. Es decir, los asambleístas tienen los plenos poderes para realizar una nueva Constitución pero no para destrozar todo el orden institucional a su antojo, ellos no poseen poderes omnímodos para estar por encima del orden constituido. Poco a poco, la Asamblea irá asumiendo cada uno de los poderes para legislar, fiscalizar que no les corresponde en absoluto. Nadie puede intentar reclamar cualquiera de las resoluciones de la Asamblea puesto que si se lo hace pueden iniciarse acciones legales en contra del ciudadano rebelde. ¿Es esto una democracia? El desarrollo económico del país quedará nuevamente postergado al menos una década más ya que la mayoría gobiernista comulga con el fundamentalismo neosocialista el cual confunde drásticamente la lógica económica por una falsa visión de los conceptos de la solidaridad, justicia y fraternidad en aras de llegar a una mejor distribución de la riqueza en la sociedad. El progreso y el mejoramiento del nivel de vida de los ciudadanos lo tratan de hallar a través de una mayor intervención estatal que trae consigo un desmedido crecimiento del gasto público cuyas consecuencias la pagarán las futuras generaciones. Muchas tesis que están planteando los asambleísta afines al régimen ya han sido superadas en la mayoría de los países desarrollados pero aquí todavía se sigue cuestionando el rol y los efectos del libre mercado en una economía, del intervencionismo estatal, la democracia participativa y de las libertades individuales. Los defensores del liberalismo esperamos que los neosocialistas sean honestos intelectualmente consigo mismos para aceptar su fracaso cuando el sistema colapse. Ellos no tendrán ninguna excusa válida para culpar a alguien de las fatales y reales consecuencias ya que cuentan con los plenos poderes manejados según sus conveniencias. Sin partidocracia, oposición política o líder fuerte que puedan frenar sus acciones o deliberaciones tienen el camino trazado para que su proyecto coactivo siga adelante. Henry David Thoreau (1817-1862) señaló:”No habrá una nación realmente libre hasta que el Estado reconozca al individuo como ente superior del que deriva toda su autoridad, y le trate en consecuencia”. Esta sentencia ha sido violada por la Asamblea ya que el mandato popular es contrario a su interpretación subjetiva, entonces la desobediencia civil será pues el verdadero límite a los plenos poderes.

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